Adaptaciones al parasitismo
- Diego Jiménez
- 15 nov 2015
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Endoparasitismo
El origen de las especies parasitarias es bastante diverso. Se piensa que un tipo de endoparásitimo pudo tener un origen accidental por la ingestión de huevos o larvas de vida libre lo cual resulto en las condiciones propicias para que se diera un parasitismo obligado. Un ejemplo de ello, lo encontramos en los ascáridos, en los cuales las larvas se desarrollan en el interior de los huevos eliminados al medio externo y solo eclosionan cuando son ingeridos por un posible huésped.

Otra forma de parasitismo obligado, se formó a partir de especies que mantenían un tipo de parasitismo facultativo. Como en el caso de ciertos rhabditos cuya fase exógena se h llegado a caracterizar por la alternancia de generaciones libres y parasitarias. Un claro ejemplo de ello se encuentra en las especies del genero Strongyloides,[1] la cual es parasitaria de varias especies de animales y puede sobrevivir en estado libre mediante una fase heterogónico en su ciclo de vida.
Este tipo de parasitismo también pudo estar asociado con hábitos inicialmente ectoparasitarios, como vendría a ser el caso de los parásitos hemáticos actuales. Un claro ejemplo se encuentra en las especies de Babesia[2] o Theileria. Estas fueron, en u principio, parásitos del aparato bucal de invertebrados y posteriormente pasaron a ser inoculados en animales vertebrados, y posteriormente a los humanos, a través de los hábitos hematófagos de aquellos. Ese cambio paulatino de organismos al torrente sanguíneo de los vertebrados les facilito adaptarse y encontrar condiciones favorables para el desarrollo.
Uno de los más grandes logros de los parásitos ha sido la colonización del tracto gastrointestinal de los vertebrados. El sistema digestivo ha formado parte del habitad de numerosos helmitos y protozoos que causan cambios estructurales y funcionales en la fisiología digestiva del huésped.
Ectoparasitismo
En caso contrario, el modo de vida ectoparásita deriva, en muchos casos, de una asociación inicialmente simbiótica que, pasado el tiempo, derivo en parasitismo, o de formas predadoras que se fueron especializando sus hábitos, alimentándose de sus presas durante periodos prolongados hasta que este acto se hizo imprescindible para ellos.

Actualmente se conocen diversas formas de ectoparasitismo, como el parasitismo accidental, permanente, ocasional, facultativo, entre otros, este conocimiento permitió deducir que se trató de un proceso de cambio de forma de vida que para algunos grupos todavía es algo, relativamente, nuevo. Un buen ejemplo de esto se da en la tendencias de ovoposición de organismos que, en un principio, eran de vida libre como las hembras del díptero Wohlfahrtia magnifica, mosca que se fue adaptando a ovopositar sus huevos en ulceras o heridas de alguna otra especie. Esto le permitió ampliar su rango de localización a la boca, ojos o nariz del hombre y animales.
Los eucariotes han derivado en una amplia variedad de organismos en los que se encuentran los parásitos y que han propiciado la diversificación a múltiples formas de adaptación de los seres vivos acorde con las condiciones cambiantes en la evolución del planeta.